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Los dones en los siglos

Los dones espirituales en la historia
La historia registra que en toda la historia la iglesia cristiana reconoció los dones espirituales como una operación legítima y continua del Espíritu Santo.
 
Hay una escuela de pensamiento llamada “cesacionismo” que los dones  espirituales, particularmente los de lengua, curación y profecía, fueron dados solo en los tiempos apostólicos.  Plantean que al cerrarse el canon de las Escrituras, los dones espirituales ya no eran necesarios.
 
Los adventistas no aceptan ni aceptaran nunca dicho punto de vista, este entendimiento está basado en la cronología indicada en la frase “Y después de esto”(Joel 2:28). Esta expresión señala, algún tiempo en el futuro
En hechos 2:17 la expresión  “en los postreros días” es  “esjátos” equivale a “lo último en tiempo y espacio” . De ella se deriva la palabra española escatología, que es el estudio de los acontecimientos finales.
Hay evidencias que indican que los dones fueron derramados a lo largo de los siglos.
 
En los siglos de la iglesia cristiana primitiva.
Al menos dos documentos, la Didajé y el Pastor de Hermas, mencionan los dones espirituales. Ambos usan palabras similares a las de Pablo en la lista de los dones.
Justino Mártir, quién vivió 60 años después de la muerte de Juan escribió: “Los dones proféticos permanecen con nosotros aún en el presente” (citado por Ronald Kydd, Charismatic gifs en the early church , 1984, p 27)
 
En los siglos III y IV
Un grupo llamado montanista, decía poseer los dones de las señales en su medio. Otros escritores de esos tiempos, aunque se oponían a los montanistas no parecían considerar estos dones espirituales como inconsistentes o impíos.
 
En la edad media
 
La aparición durante  este tiempo de grupos especiales como los valdenses o los hugonotes trajo una renovada manifestación de los dones espirituales.
Arthur  G. Daniells un observador contemporáneo  dijo de un grupo establecido en la parte sur de Francia “Eran todas personas sin malicia, en quienes no percibía nada que pudiese sospechar ser de invención suya” (El permanente don de profecía,  266)
 Los adventistas están familiarizados con el don de profecía y Elena de White confirma la aparición de otros dones espirituales:
“Pero los dones espirituales son prometidos a todo creyente, conforme a su necesidad para la obra del Señor. La promesa es tan categórica y fidedigna   ahora como en los días de los apóstoles. Estas señales seguirán a los que creyeren. Tal es e privilegio de los hijos de Dios y la fe debe echar mano de todo lo que pueda tener como apoyo” (DTG 763)
 

Lecciones para escuela sabática, primer trimestre 1997, pag 42,46




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