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Los jueces del universo
Los jueces del universo
Se conoce como juez a la persona que investida de autoridad tiene las facultades para impartir justicia o dictar una sentencia judicial o comúnmente: funcionario público y civil encargado de dictaminar justicia.
En la Biblia la palabra juez deriva de los términos:
Pelîlîm (Hebreo) [del verbo pâlal, "juzgar", "decidir", "opinar"]
Shôfêt (hebreo) [participio activo del verbo shâfat, "juzgar"], "el que juzga"(Gén 18:25;
Dikastes (griego): juez, juzgador (hechos 7:35)
Krités (griego) juez, el que juzga (Hechos 24:10; 2 Tim 4:8; Sant 5:9)
La justicia en las naciones es impartida por humanos investidos de dicha autoridad y deben actuar conforme a las leyes de cada nación. Ellos se encargan de juzgar según los delitos cometidos por una persona y según las pruebas de responsabilidad que les acusan.
¿Los cristianos dictaminan quién se salva y quién se pierde?
En la Biblia ésta prerrogativa le pertenece solo a Jesús, los cristianos no están autorizados para determinar quién se salva y quién se pierde.
La Biblia dice: “Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo”
“Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo”
(Juan 5:22; 1Cor 5:10)
Dictar sentencia de salvación o perdición sólo le pertenece a Dios. Los cristianos no estamos autorizados para juzgar a las otras personas.
Los cristianos nos convertiremos jueces de los impíos muertos y aun de los ángeles caídos (1Cor6:3) durante el milenio (Apoc 20:4). Pero nuestro juicio no será para determinar su perdición porque si no tuvieron parte en la primera resurrección es porque se perdieron (Apoc 20:5,6) Nuestro juicio será para reconocer y darle la razón a Dios al conocer porqué se perdieron algunas personas
¿Debemos condenar al infierno a los muertos no creyentes?
Es lamentable, pero la mayoría de evangélicos y pentecostales, por no decir, prácticamente todos, se convierten en los jueces del universo, atribuyéndose ésta prerrogativa divina, al decir quién va al cielo y quién va al infierno.
Cuando una persona, no bautizada en una de las iglesias de ellos fallece, éstos automáticamente antes de ir a visitar a la familia, antes de ir a darle palabras de consuelo, antes de hablarle de la esperanza de la resurrección y del amor de Dios; antes de acompañar a la persona en su dolor lo primero que hacen es convertirse en los jueces del universo y con un fariseísmo, como si no les importara el dolor ajeno; lo primero que hacen es dictar sentencia diciendo:
“Está en el infierno quemándose” o “Va para el infierno” “X persona se perdió en el infierno por no escuchar” “El hermano X se perdió en el infierno porque murió apartado”…
Es común escuchar estos y algunos otros comentarios entre ellos cuando una persona fallece. Pero es lamentable que estos comentarios los hagan también con personas no creyentes.
Este tipo de comentarios solo refleja un cristianismo muerto, refleja un cristianismo legalista y falta de amor. Son comentarios que dejan mucho que desear viniendo de un supuesto seguidor de Dios.
Me pregunto:
¿Qué clase amor es éste?
¿Qué clase de cristiano que ame realmente a Dios se va a atrever a dictaminar tal sentencia?
¿Acaso se creen Dios para tomarse la prerrogativa de juzgar a las personas y decir quién se salva y quién no?
¿Acaso Jesús iba de pueblo en pueblo condenando a las personas que le rechazaban?
¿Se creen los jueces del universo para condenar al infierno a una persona que ha fallecido sin supuestamente aceptar a Dios?
Como cristianos no debemos creernos los jueces del universo determinando quién se perdió o se perderá y quién no. Esto solo le corresponde a Dios
Nunca debemos olvidarnos del ladrón en la cruz.
El ladrón en la cruz fue condenado a muerte. Para las autoridades, fariseos, demás religiosos de la época y para la sociedad en general; el ladrón en la cruz se perdió en su pecado y seguramente se iba a perder eternamente. Pero éste hombre, este ladrón que aparentemente murió en pecado, sin bautizarse y sin ser miembro de una iglesia pocos minutos antes de morir abrió su corazón a Jesús y confiando que en él, reconociéndole como Rey, le pidió con corazón sincero que se acordara de él cuando viniere en su reino. Y sin bautizarse y sin ser miembro de una iglesia éste hombre tendrá su lugar en el reino de los cielos.
Para los religiosos y fariseos y para la sociedad; el ladrón en la cruz se perdió y supuestamente se quemará en el infierno, pero para Jesús ésta es un alma que se salvó porque en los últimos minutos de su vida se arrepintió
Razones para no condenar a las otras personas:
a) El determinar quién se salva y quién se pierde es una prerrogativa bíblica que le corresponde solo a Jesucristo.
b)Nuestro juicio no será para dictaminar sentencia sino para conocer las causas de perdición de una persona y reconocer que realmente Dios actuó con justicia
c) En el cielo nos llevaremos muchas sorpresas. Personas que considerábamos que se salvarían porque aparentemente eran los más santos en las iglesias y los que más lindo oraban y predicaban y convertían a cientos; se perderán porque tenían pecados ocultos
d) En el cielo nos llevaremos sorpresas porque las personas crueles, borrachas, asesinas, narcotraficantes, etc. Al igual que el ladrón en la cruz, en el último suspiro de sus vidas se pudieron arrepentir y aceptaron a Dios y podrán ser salvos.
e)No está bien juzgar a las personas sobre quien va o no va para el infierno porque hacer esto es convertirse en un fariseo moderno; que se cree más santos cuando en realidad está más sucio.
Referencias:
Diccionario bíblicoonline
Santa Biblia. Reina Valera.1960
Diccionario bíblicoonline
Santa Biblia. Reina Valera.1960
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