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El Hijo de Dios



El Hijo de Dios
Este,  al igual que “Hijo del Hombre” son dos de los muchos títulos atribuidos a Jesús. Esta expresión   derivada del griego  “Huíos tóu Theóu” 
Este título enfatiza la deidad de Jesús y su estrecha relación con Dios.
Debemos comprender que la expresión  La frase “Hijo de Dios” es un titulo mesiánico que no esta denotando ningún  momento cronológico o genérico y mas bien es un titulo que demuestra la  divinidad de Jesus y que resalta que él procedia de la Deidad 



No debemos entender  esta expresión en nuestros términos  humanos de  la relación genérica  entre un padre y  un hijo, porque si así fuera la Biblia nos presentaría este  suceso  en algún momento de la eternidad y sería necesario buscar dentro de las Escrituras una diosa en la cual fue engendrado. Pero  eso sería entrar en el  campo  de la  especulación y  de  la  mentira y  aún  blasfemar   como  lo hacen los mormones que  asumen  que el Padre tiene muchas  mujeres  y  tiene organos  másculinos.


Las Escrituras en Lucas 1:35 “Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios” en esta última parte del versículo el  ángel Gabriel expresa que “Hijo de Dios” sería un titulo por medio del cual se llamaría al Santo Ser que nacería.
Título mesiánico aplicado a Jesucristo que enfatiza su deidad. El título "Hijo de Dios" se acomoda a las mentes humanas para que éstas comprendan un aspecto importante de su obra salvadora.
Aspectos adicionales al significado de la frase "Hijo de Dios" se registran en Col. 1:15 (Jesús es la "imagen del Dios invisible"), He. 1:3 ("la imagen misma de su sustancia") y Fil. 2:6 (previo a su encarnación, Cristo era "en forma de Dios" e "igual a Dios"); expresiones todas que afirman la deidad absoluta e incalificable de Jesús.
 
Los Evangelios sinópticos no registran que Jesús se aplicara el título "Hijo de Dios" a sí  mismo, aunque cuando otros lo usaron, él lo aceptó de una manera que reconocía su validez (Mt, 4:3, 4; 8:29; 14:33; 26:63, 64; 27:40, 43).
Sólo en Juan se encuentra que Jesús lo utilizó para sí (5:25; 9:35; 10:36; 11:4).
 En el nacimiento (Lc. 1:35;  Mt. 1:23), el bautismo (Mt 3:17) y de nuevo en la transfiguración, el Padre reconoció a Jesús como su Hijo (Mt. 17:5). Esta relación Padre e Hijo está explícita e implícita en muchas declaraciones realizados por nuestro Señor (Mt. 11:27;    Lc. 10:21; Jn. 5:18-23; 10:30; 14:28; etc.).
 
Durante su ministerio terrenal, nuestro Salvador renunció voluntariamente a las prerrogativas -aunque no a la naturaleza- de la Deidad y asumió las limitaciones de la naturaleza humana, con lo que se subordinó al Padre (Sal. 40:8; Mt. 26:39; Jn. 3:16; 4:34; 5:30; 12:49; 14:10; 17:4, 8; 2 Co. 8:9; Fil. 2:7, 8; He. 2:9) así como nosotros deberíamos estar sujetos a él. Además, él dijo: "El Padre mayor es que yo" (Jn. 14:28), por lo que el Hijo no puede hacer "nada por sí mismo" (5:19). De modo que su uso de la expresión "Hijo de Dios" claramente une este título a su encarnación y ministerio terrenal, dando mayor significado a la frase.


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Bibliografía:

Diccionario Biblico on line


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